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¿Cuáles son los síntomas?
Este síndrome se presenta hacia los 14 días de nacimiento en niños sanos, consiste en crisis de llanto incontrolable, con una duración mayor de tres horas, casi siempre en las horas finales de la tarde entre las 6:00 p.m. y las 11:00 p.m. con una frecuencia de más de 4 días a la semana.
El cólico se define como llorar durante más de tres horas al día, durante más de tres días a la semana durante por lo menos tres semanas. Pero los médicos le pueden diagnosticar esta afección a un bebé antes de llegar a ese punto.
Se caracteriza porque el bebé llora cuando está acostado, a pesar de estar satisfecho y cómodo, si es levantado deja de llorar, y empieza a llorar de nuevo si se vuelve a acostar.
También se calma si es alimentado, pues el bebé recibe todo lo que le ofreces aún sin tener hambre, lo cual se comprueba porque vuelve a llorar cuando es acostado.
¿Qué hacer en estos momentos?
La recomendación es calmar al bebé cargándolo, arrullándolo o haciendo otras cosas que ayuden a tu bebé como cantarle suavemente, pasearlo, darle suaves palmaditas en la espalda o masajitos en su estómago. Poco a poco aprenderás a descubrir qué cosas funcionan y qué no con tu pequeñín.
Una recomendación es cargar y arrullar al bebé por un período no menor de tres horas diarias en las horas de la mañana o en las primeras de la tarde, porque según algunos estudios puede reducir gradualmente la duración y la frecuencia del llanto excesivo al final de la tarde. Haciendo esto, puedes estar segura de que no vas a malcriar a tu bebé.
Cuando tu recién nacido llora y siente que es amado, que es importante, aprende a sentirse seguro y a confiar en que sus padres siempre estarán para cuidarlo, y lo más importante es que con el tiempo un niño que es calmado aprende a calmarse a sí mismo a medida que crece.
Te recomendamos no hacer caso a frases como: “Llorar es bueno para los pulmones” o “déjelo llorar para que no se resabie”. En general entre los 6 y 9 meses tu pequeñin ya ha aprendido a calmarse solito con su dedo, chupa, cobijita o peluche.
Así solo va a ser necesario ayudarle un poco, demorándose un poco para atenderlo o enseñándole cómo utilizar estas estrategias de consuelo, pero nunca optando por “dejarlo llorar hasta que se canse”.
Si las maniobras para calmar el llanto no lo calman, el bebé lleva más de dos horas llorando o ya te sientes un poco desesperada, es el momento de buscar al pediatra o de consultar por urgencias, tal vez tu bebé esté experimentando una alteración de salud.
¿Cómo diferenciar los cólicos de otras molestias?
Si a pesar del llanto y la molestia que notas en tu bebé, él sigue succionando cuando lo alimentas y ves que tiene buen apetito, es porque su comportamiento está dentro de lo que sucede normalmente en los bebés con cólicos. Pero si notas que no se alimenta bien o que su reflejo de succión no es fuerte, es momento de consultar con tu médico.
Otra señal a la que debes estar atenta es a la de si no se deja cargar o es difícil calmarlo, pues cuando se trata de un cólico normal tus abrazos, caricias y sonidos logran disminuir sus tensiones.
Observa si hay señales de sangrado en sus deposiciones, pues no es normal que esto pase cuando se trata de un cólico. También es importante que tomes su temperatura y estés atenta si hay señales de fiebre. Si notas alguna de estas señales consulta inmediatamente con tu médico.
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