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Incluso desde las primeras semanas de nacido puedes notar una molestia en la naricita de tu bebé. Estos síntomas te indicarán que tiene rinitis seca:
No respira bien
Hace ruido con la nariz como si la tuviera tapada
El moco no cae, es líquido y, si le haces un lavado nasal, no sale casi nada
Come bien pero haciendo ruido y estornuda más de lo que tose
No tiene fiebre.
No tienes por qué alarmarte ni preocuparte: no se trata de una gripa ni de un resfriado, lo que sucede es que en el embarazo la nariz de tu pequeñín siempre estaba mojada y desde el nacimiento está en un ambiente más seco. Al resecarse la mucosa de la nariz, se congestiona con poco moco y se hincha, lo que dificulta el paso de aire.
En caso de que esto le suceda a tu bebé, lo único que debes hacer cuando lo veas congestionado es humedecer la mucosa con un par de gotas de suero fisiológico en cada fosa nasal en forma de chorrito (no sirve en gotas), cada 3 o 4 horas o, cuando se sienta muy congestionado.
Si con esto la situación no mejora y presenta dificultad para respirar, respiración rápida (más de 40 respiraciones por minuto), fiebre o se presenta otro síntoma adicional a la congestión, se debe consultar con el pediatra.
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