Volver a Quedar en embarazo
¿Has notado que en los hogares que admiras, la relación con los hijos es buena porque entre padres también hay una excelente relación? Ese equilibrio amoroso nos define: para ser buen esposo o esposa, hay que ser un buen padre o madre.
Decirlo claro que es muy simple, y aplicarlo inicialmente parece que también porque en el día a día de la familia la convivencia entra a ser parte de un paisaje por el exceso de confianza que tenemos en los otros. La normalidad se toma la rutina y el tiempo trae los disgustos y viene con sus diferencias. Creemos que convivir es fácil… ¡pero no lo es!. La magia de ser esposo, esposa, padre o madre está en hacer de lo convencional algo maravilloso.
¡Recuerda esto siempre! Una de las tareas más satisfactorias de la vida es la crianza de los hijos y ser esposo o esposa. Todo el esfuerzo y cariño que pongas en cada acto se verá recompensado con momentos que recordarás para toda la eternidad y eso no tiene precio.
Sé incondicional en todo: celebra lo grande y lo pequeño, acompaña en la felicidad y en la tristeza, pon todo de tu parte cuando los otros necesiten más de ti. Quizás es imposible estar en todos los momentos pero sí es posible manifestarse de alguna manera para que, sean como sean las condiciones, se sienta tu presencia y amor.
Cada que puedas, sal de la monotonía de los quehaceres de la casa: hay rutinas de aburrimiento que nos atrapan por momentos. Con mucha actitud y con pequeños actos puedes salir de ella. Trata de traer nuevos temas al día a día e interésate por profundizar más en los gustos de tu familia. Pregúntale por sus metas, sus aprendizajes, cosas fuera de la rutina. Hazles sentir que tienen tu apoyo en todo.
Los esposos no deben perder la magia de la compañía. ¿Qué tal separar un día para visitar el restaurante favorito de la pareja? ¿O hacer un paseo por esos lugares que solían visitar cuando comenzaba el noviazgo?. Los recuerdos que siempre hacen reír están atados a lugares y experiencias vividas que quedan en el corazón. Cuando adoptas hábitos más especiales que vienen del corazón, verás que la vida en pareja toma otro significado.
Escucha a tus hijos y atrévete a tener conversaciones profundas, valientes, justas y razonables. Verás que fomentar esta capacidad podría ser una de las que más defina la armonía de tu hogar. Es importante que tus hijos sepan que son escuchados con amor y paciencia, es una regla de oro que ellos imitarán en el futuro cuando asimilen el rol que tú tienes ahora.
Desconéctate para conectarte con tu familia, puede sonar paradójico pero no lo es. Las responsabilidades de grandes y pequeños se han inundado de pantallas y dispositivos que nos alejan incluso aún cuando compartimos el mismo espacio. Ponle un tiempo límite al uso de estos dispositivos y plantea reglas para usarlas en los momentos en que se comparte en familia (por ejemplo: en las horas de encuentro en la mesa). Dedicándole mayor atención a tu familia es crear verdaderos momentos de calidad.
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